lunes, 13 de junio de 2022

VIDA IDIOTA


  Vida idiota en un mundo cada vez más idiota.   Las guerras y los conflictos internacionales continúan, no cesan.  Son carnicerías estúpidas que, por otra parte, financian la sociedad del bienestar en el primer mundo. Aunque el concepto de bienestar siempre es relativo, como casi todo en esta vida.

  En este mundo idiota dónde proliferan cada día más las depresiones y los intentos de suicidios (siempre hay quien lo acaba consiguiendo). Pero casi siempre se maquillan los datos con bacías aunque atrayentes estadísticas acompañadas sutilmente por  términos psiquiátricos que reclaman más recursos para la salud mental.  Pero la salud (de todo tipo) cada vez interesa menos (aunque digan lo contrario). Todo se reduce a lo mismo: rentabilidad, dinero, gasto público, densidad de población, inflación, audiencia en programas de tv tipo Sálvame... Y sobretodo er futbor, no sólo como deporte (¿de quien?) sino como filosofía básica para esta vida idiota y feliz.

  Salud mental de calidad para este mundo cada vez más idiota. Mientras los espabilados de turno publican libros de autoayuda con recetas presumiblemente fáciles, al alcance de cualquier idiota como el que firma estas palabras que no sé a donde irán. Uno escribe para canalizar su idiotez (al menos en mi caso) o para no matarse.

  Por otra parte los recursos del planeta empiezan a escasear. Los diferentes gobiernos se reúnen. Intercambian opiniones, acercan posturas, se regalan corbatas, relojes, flores con micrófonos y perfumes a granel. Se hacen la foto reglamentaria. Llegan a conclusiones, ponen en común sus intereses y regulan o blanquean (depende) los conflictos.  Tiene a quizás la llave para hacer un mundo más de todos, pero alargan y fometan los intereses más beneficiosos y criminales para el engranaje del propio sistema.

  La democracia del país más prospero (es un decir) legaliza las armas. Y cualquier ciudadano puede hacerse con una escopeta o pistola para defender su vida. Y si uno tiene un mal día, en vez de ir al psicólogo que cuesta muchos dólares, puede descargar su ira disparando con su arma a sus vecinos más próximos y puede luego suicidarse saltándose la tapa de los esos. El estado siempre le apoyará.

  Los ciudadanos de a píe cada vez más sobreinfirmados y más confusos.

  Una idiotez global extiende una crepuscular moral por el mapa del primer mundo (más o menos como siempre). Y uno no sabe a que atenerse. Se pregunta si debería ir directamente al psiquiátra, hacerse cocainomano o ir a Disneyland París, y dejar de pensar y de sentir por uno mismo, para vivir como uno más, y de paso reprimir sus instintos de suicida o de asesino en serie (una temporada o quien sabe).


Dani T. D. 13/6/2022


 


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