No tengo nada que perder
sólo esta vida tan bella
como insulsa, tan misteriosa
como accidental desde
sus cinco esquinas..
No tengo nada que perder
sólo la aparente vergüenza
que apenas se reconoce
frente al espejo de nadie
en concreto.
No, no tengo nada que perder
sólo los días con sus noches
riendo, soñando bien despierto
mientras se espera
¡qué sé yo! Hasta
la total extinción.
Y después tal vez volver,
quien sabe,
a la placidez más esencial
desde la ausencia
de ninguna inoportuna y
azarosa condición
existencial.
Dani T. D 20/6/2022
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