DÍAS DESORIENTADOS

 Días desorientados que no saben a donde van. Uno se sube al autobús, cruza calles, ríos, bosques, frases subordinadas y desiertos..., mientras piensa en esto y en aquello. 

  Lunes otra vez. ¿Es una broma no?

 Tan de prisa pasa el tiempo. ¿Y a dónde va con tanta prisa? ¡Yo que sé!

 Caras que viajan en el autobús hacia un destino lleno de sorpresas, o por el contrario: lleno de casi nada. Se renuevan los rostros en cada parada. Los distintos ojos sentados esperan pacientes a que llegue su parada. Algunos miran el móvil. Hoy en día, ya se sabe, el universo entero cabe en un teléfono móvil. Todo está en el maldito móvil. Él nos informa y nos desinforma a cada momento. Mientras el bus avanza. Avanza en el día (o en el Caprabo). El día es tan corto... O largo. Porque claro, hay días que duran años, y años tan cortos como el día. La ley de la Relatividad también está presente en nuestros discretas vidas. La Ley de la Relatividad también viaja en autobús. Su parada, son todas y ninguna en concreto. Porque el final siempre vuelve a ser el principio, y el principio se  suele desentenderse de todo final, aunque siempre, de un modo u otro, se evaporará convirtiéndose quizás en un Tigre que busca un Caprabo abierto en plena sabana. Mientras siguen levantándose, entre bostezo y bostezo, los días desorientados que no saben a donde van.

Dani T. D. 19/7/2021