que duran toda una vida,
semanas de mierda
con sus noches bien despiertas.
Promesas de mierda
hipotecan los latidos más ilusos,
felicidad de mierda
que extermina la alegría de vivir.
Políticos de mierda
con sus políticas de mierda
diseñan democracias de mierda
como dictablandas vomitivas,
al servicio de las mafias
más legales y vaticanas
con su olor a excremento
defecado por la perra del Gran Obispo,
ese de Broma.
Futuros de mierda
al servicio de las estadísticas,
diseñadas desde los despachos de mierda,
de las principales corporaciones
de mierda y sangre derramada.
Guerras de mierda
financiadas por la banca mundial,
para blanquear la miseria
que hace posible
este sistema de mierda.
Dani T. D. 3/4/2021
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