De aquellas tiernas palabras, este olvido.
De aquellos futuros gloriosos, estas espinas.
De lo que hubiese ocurrido, esto al fin no ha sido.
De la nada más evidente a la miseria más pura,
del fracaso más abrupto, al tropezón más divino,
de los principios más duros, a la pobreza más ligera,
de la niñez más feliz, al destino más cretino.
No me sorprende este ingrato sorprender
mientras sigue soplando por las esquina del azar
este loco y cansado deseo que no para de arder.
Cuando los años ya pasan chicos y veloces,
saltándose todos los semáforos en rojo
hacia la memoria y sus tan sordas voces.
Dani T. D. 1/4/2021
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