Amanece un jueves sin cabeza
y un beso cruza la calle sin mirar.
Mientres tres sueños se exilian
de todos los exilios posibles.
Se venden corazones a buen de precio,
se alquilan palabras por minutos,
se trafica a escondidas con silencios ajenos,
se secan lluvias de tres a ocho.
Y el viento con tres manos
despeina las promesas de esta
huérfana ciudad con ojos
de vampiro cabizbajo.
La felicidad se va de copas
con tres preguntas impertinentes
con sabor a limon.
Mientras una luna llena
ya se esta maquillando
en su camerino,
preparándose para salir
a partir de las seis.
Dani T. D, 17/1/2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario