navego con mi alma mía,
curiosando desde la precariedad
que da toda promesa baldía.
Entre la sombra y la calridad
braman los anhelos espumosos,
mientras se va tras la habilidad
de no abandonar los sueños más hermosos.
Aquellos que iluminan la oscuridad
y suspiran desde las penurias,
sin apenas dejar la notable vacuidad
manteniendo la magia de toda vitalidad.
Dani T. D. 29/1/2019
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