A veces se levantaba temprano y empezaba a andar sin rumbo. Imaginaba que escapaba de la cárcel de este puto mundo, del denso desierto de si mismo, de su vida (y de bajada, también) o del mismo infierno diario, de la nueva subnormal realidad (como todas, al fin y al cabo, o teniente coronel)...
Caminaba calles, recorría avenidas, cruzaba semáforos, se dejaba tragar por bocas de metro sin apenas poner resistencia, cruzaba parques desiertos en trineos transparentes, se montaba en dragones de metal que le llevaban a otras orillas de si mismo.
A menudo notaba el mundo exterior como un gran escenario, en el que se representaban varias obras a la vez. El mundo era de cartón piedra y él, en general, era un simple actor secundario. Claro, que había días, trozos de vida, brochazos biográficos, en el que era el actor principal, y sentía a veces un ligero aplauso de un público engullido por una misteriosa oscuridad. Pero el verdadero actor, por muy bueno que sea, no ha de embriagarse por ningún aplauso. El verdadero actor actúa porque es su naturaleza.
En verdad todo el mundo es actor. Un actor que finge que actúa, como diría Pessoa (si en lugar de poeta hubiera sido actor. Claro, que entre poetas y actores, apenas hay diferencias). Un actor que sabe que ha nacido para morir y vive como si su papel fuera de verdad.
Caminar le transformaba, pues a veces, como todo el mundo se sentía vacío. Y aquél vacío era el espejo del mundo exterior, ¿o era el revés? Cuando el vacío se le presentaba, por dentro y por fuera, se planteaba esas respuestas que no se deben hacer.
Y es que hay que ser valiente (afrontando la propia cobardía existencial) y plantearse cosas, rozar el abismo con besos de azúcar, ponerlo todo patas arribar, buscar tres pies a las gatas, apasionarse sin limites, notar el vértigo de vivir, reflexionar con el estómago, sentir con el cerebro, pensar con los dedos, llorar y reír al mismo tiempo, matarse en cada esquina con una libertad absoluta y cósmica...., pensaba en uno de esos paseos.
Al regresar a casa, ya fuera en el mismo día o tres meses después, se había transformado completamente, sin dejar de ser él mismo y sin dejar de actuar ni un sólo instante, con o sin público.
Dani T. D. 4/8/2020
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