Destierros de mimbre
de arena,
que ya se filtran
en las bolsillos de agua.
Las ciudades de las Sombras Digitales
suspiran rostros de nadie,
entre las huellas
de una ansiedad delgada,
cuando se conforma
el último peldaño de toda
esperada y dorada espera.
Los tiempos ya se oxidan,
las horas se cansan de ser horas,
quieren huir como sea
de todos los malditos relojes
que ya sólo escupen
sangre de desorientado lagarto.
por las playas de alquitrán,
cuando la pasión al fin naufraga
sin hacer grandes esfuerzos.
Muriendo
en los desgastados brazos de un tedio cibernético
y muy hOrtera.
Dani T. D, 19/9/2020
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