se encapucha al fin la obertura
donde se ciñe desorientada
la razón siempre impugne.
Cuando se altera la ley del embudo,
se propaga la avaricia más exigua
lejos de la intención
más intencioNADA.
Adulteradas las inconveniencias
a su propio faVor más laxante,
se propoga el muermo general
de modo que los más paganos
se descuiden (al menos para siempre)
su deber de ser ellos mismos
ejerciendo la juriprudencia
más intima,
la que hace posible que el espacio
más íntimo
sea al fin una riqueza espiritual
y corporal en si mismo,
y al fin
humanamente compartidO
(ya sea con partidos
o sin partidos
que tal vez no estaria tan mal).
Dani T. D, 13/8/2019
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