A veces la ciudad es un laberinto de palabras rotas,
a veces la ciudad es la prolangacion de nada en particular,
mientras el tiempo pasa montado en un eléctrico patinete
en busca de medio quilo de felicidad en la quinta planta
del Corte Suizo.
A veces te busco sin saber quien diablos eres
después de un rato de húmeda pasión
entre tus brazos de salvaje primavera,
cavalgando el incierto abismo del vacío más evidente
entre el hoy y el nunca más.
A veces caigo en la cuenta de la absurdidad
fugaz de esta tan ficticia y mortal existencia, mientras
aprendo por ensima vez a reirme como un perfecto neurótico
contemporaneo de todo este circo
que apenas llega a tener significado.
A veces me invento por enésima vez
y me imagino que estoy más vivo de lo que acostumBro.
Me voy bien lejos de casi todo,
para volver a empezar a tres metros del final
y así equivocarme con mayor libertad y alegria.
A veces finjo ser poema y me escribo sobre la arena.
Precipitando, así, la locura de existir por que si,
danzando por doquier la bella e incierta
desfachatez de estar vivo...
Dani T. D, 30/4/2018
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