Elefantes al borde de la tarde, cuando nada florece en servilletas de papel, ante las avenidas de la tristeza más elegatne. Mientras la ciudad llora lágrimas delgadas, y los pasos de los ciudadanos se cansan de una felicidad pragmática y orientada basicamente a que sus destinos pemanezcan plácidos, pero sin muchas espectativas.
Que luego llega lo que llega. Y las lleyes adulteran la justicia más geométrica, la que de alguna forma da sentido a cualquier sinsentido social y cultural. El que hace possible que parezca que todo esto, al fin y al cabo, vaya absolutamente a alguna parte.
Dani Torralba Deves. 6/5/201
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