domingo, 24 de enero de 2016

MAGNIFICA PELÍCULA

  Ayer sábado por la tarde me encaminé hacia los cines Verdi de Barcelona. El metro, como una oruga fantástica, eléctrica y mitológica me transportó hasta el barrio de Gracia.  Llevaba en el cacumen dos o tres películas que me apetecía ver, descartando la cuarta parte de Star Wars, y su paranoia sobre la fuerza y demás pamplinas en vinagre. Ya lo sé que es de Disney, pero no me entusiasma la idea. En fin que al llegar al cine me decanté por El Hijo de Saúl de Laslo Nemes. Y  qué película, no ya por lo que cuenta; la vida de un preso judío que trabajaba para los nazis en el crematorio. Encargado junto a otros compañeros de conducir a los presos a las cámaras de gas y después llevar a los cadáveres al crematorio. Quizás el tema del nazismo  este muy tocado ya por el cine. Opino que no, que nunca es suficiente para recordarnos lo espantoso que fue toda aquella barbarie.
     A parte de esto, esta película es muy especial. La cámara, pegada a él practicamente sigue a todas partes al protagonista,. De modo que lo demás queda un tanto a parte del plano. Todo el contorno del plano queda casi borroso Pero es curioso, eso le da una fuerza vigorosa a la historia.  Es como vivir una situación bélica de tales dimensiones. Uno respira una situación de caos y confusión. Será eso lo que es la guerra. Esa situación que es capaz  de crear el hombre. No explicaré de que va la película, hay que ir a verla. Fue toda una experiencia. Todavía se hace buen cine, gracias a Díos.

Dani Torralba 24/1/2016

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