Cruzando la ciudad de los muertos modernos
con un embudo en la cabeza,
mientras invoco los recuerdos
del futuro increible
que me espera.
Siempre es ahora
dentro de este laberinto
hecho de viento
envasado al bacío
envasado al bacío
y ternura atemporal;
cuando todos relojes
se paran de golpe
en cada latido
que bosteza el corazón.
Y en eso la vida sigue
como una rara y extraordinaria
enfermedad.
Dani Torralba Devesa 13/1/2016
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