jueves, 9 de mayo de 2013

UNA TARDE DE PEZ

Una tarda de pez me estiró de todos los sueños, asi que me puse el sombrero y empecé a recorrer las calles azules del desierto asfaltado y teoricamente civilizado. Me dí cuenta, por enésima vez, que lo que se ve apenas existe, y lo que existe apenas importa. Que lo que importa siempre acontece en lo invisible. Que las puertas que verdaderamente hay que abrir las descubre SIEMPRE el viento. Vivir es soñar y danzar completamente despierto, el sueño del vuelo sin motor que arde en cada estallido sutil, en la invocación de cada palabra pronunciada desde el silencio más sonoro. Dani T. 9 de mayo de 2013

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