HUIDAS

               Días de nada, de querer huir lejos del mundo, y de paso de uno mismo. Días en que respirar es como un suplicio, una invitación a la pesadilla.

Y en eso, preguntas impertinentes; ¿quién diablos soy? Porque esta es otra: ser es toda una epidemia sincronizada de nadas inútiles. Y entonces ¿qué hacer? ¿dónde huir? Lanzarse por la ventana de la indiferencia tampoco es una clara salida.

  Las calles están llenan de palabras con almas de cemento. Palabras que AGONIZAN y que pesan asustadas en los bolsillos del alma. Alma que a su vez, es como una plaza de parking con un alquiler que te golpea cada mes la nómina. Palabras que recorren ciegas las habitaciones claustrofóbicas del cerebro. El cerebro es idiota. La inteligencia está supervalorada. La inteligencia es idiota. Pero lo idiota esta de moda.

  En el fondo sólo soy un destino idiota. Divagando entre la felicidad y su mezquino deseo. 

Claro que he muerto tantas veces que cuando en verdad me muera no me lo voy a creer.

   En fin...Uno huye en la fuga más cotidiana. Quizás vivimos la misma idiota y bella vida infinatamente, entre los espejismos de este cosmos salvaje y ciego.. Quizás y lo más seguro es que vivamos en una inexorable nada. En una nada enamorada del misterio de la huida permanente.

Ahora, perdonad, me tengo que ir. La poli del deber más gris me persigue. By, by...

    Dani Torralba, mayo, 2013