lunes, 20 de mayo de 2013

MÁS QUE PALABRAS


Ese día no encontraste las palabras que almacenabas en el baúl de las explicaciones y escupiste las primeras que hallaste en la estantería de las improvisaciones. No hicieron falta demasiadas, pero las que salieron por tu boca se quedaron flotando en el aire, como disfrutando de una libertad a la que no estaban acostumbradas. Te quedaste deslumbrado. Eran transparentes, brillantes y de bellas proporciones, como las pompas de jabón. Tu interlocutor se marchó y a ti no te importó.

Pasaron algunas horas y las palabras comenzaron a desinflarse, como esos globos de gas que venden en las ferias. Pasaron algunas horas más y comenzaron a volverse translúcidas, hasta llegar a ser totalmente opacas, de un color marronáceo-amarillento bastante repugnante. Y su olor, antes tan delicado, comenzaba a provocarte arcadas. Entonces miraste a tu alrededor y no viste a nadie. 

En aquel momento fuiste consciente del desastre. 

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