sábado, 2 de junio de 2012

Ruperta I

Era invierno y el fondo de la bahía esta repleto de algas. Su color era de un verdor apabullante y Ruperta, junto con su hermano Peni, jugueteaban a sus anchas. Ruperta por ser de mayor edad tenia la cola y las aletas mas desarrolladas, por lo que los constantes intentos de alcanzarla por parte de Peni caian en saco roto. El pilla pilla era muy cansino para Peni por lo que tras algunos intentos se paró y se tumbó a la bartola.
- ¡Joe Ruperta, siempre tas corriendo! ¡No hay quien te alcance! ¡ Pero hermanita, parateeeeee..!
Pero Ruperta ya no le escuchaba, pues seguía y seguía aleteando hasta que se perdió de vista. Creia que siempre, más adelante, encontraría su destino. Confiaba y creía, creia y confiaba que cuanto más corriera antes llegaria. ¿Pero a qué? Aún no lo sabia, pero su más profundo ser le decia que era algo muy importante y debido a ello cada día se preparaba para ello.

Sus padres ya detectaron este anhelo desde muy pezqueñina. Nada más nacer, Ruperta no fué como las demás crias, que durante una semana se quedan en las roquitas como entes unicelurares absorviendo los pequeños alimentos líquidos que se le proporcionaba. No, Ruperta ya al segundo día asomó su cabezita y se lanzó a observarlo todo. Mama salmón siempre dijo que Ruperta era especial y por ello y debido a su templanza, en las enseñanzas que toda cría salmón debe aprender le fué introduciendo pequeñas historias son el destino de su raza.

Estas ensañanzas no hicieron sino confirmar los pensamientos de la pequeña Ruperta y por ello se fijo el objetivo de ser la más rapida en todo. En nadar, copular, explorar y soñar. Si, soñar. Soñar con el ansiado lugar donde nacimos. Allí, arriba en las montañas...

1 comentario:

  1. Creo que éste es el comienzo de una gran historia... Ruperta es entrañable... ¡¡Me gustas, chico!!

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