Esa nada
alegre y vital,
que nos despierta
a diario,
dispuesta a respirarnos
libres
entre cadenas
de viento sin complejos.
Cadáveres futuros
que apenas vivimos
en la efímera
ilusión transgresora
de toda paso del tiempo,
un tiempo
de agua y arena,
mientras baila la luna
con dos copas de más.
Y aquí seguimos
alegres y vitales,
camino de la nada,
danzando la belleza
de la generosa geometría
que nos concede
la magia
salvaje y libre
de cada latido
entre la vida y la muerto.
Y cuando todo
se acaba,
sin duda todo
vuelve a empezar.
Dani T. junio, 2012
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