sin marcar un rumbo fijo,
pues el viento
me va llevando del
sendero
a sus sutiles márgenes.
No sé dónde voy,
me dejo llevar
y cuando acierto el destino,
me equivoco también
volviendo a empezar
como si fuera
por vez primera.
Que a menudo
la vida aprieta.
Que de prisa
el tiempo enloquece
comiéndose el espacio
que va quedando
hasta llegar
al último eslabón.
El último
que podría ser
de nuevo
el primero.
Dani T. D. 20/9/2022
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