Pasados los cinco minutos (five minuts, en catalán)...
Ramón llegó a la conclusión que no había llegado a ninguna conlusión. Cinco minutos es muy poco para llegar a alguna conclusión, pues sin ir más lejos, la última vez que llegó a una conclusión, Ramón tuvo que coger un autobús, luego un taxi, un avión y por último un hotel. Una vez en la recepción de aquel hotel, que por cierto se encontraba en la ciudad de Lisboa, pidió una habitación con vistas al río.
En la habitación, sobre la cama i fumándose una canción de Sabina (Hotel dulce hotel) a un tuvo que esperar media hora a que la conclusión llegasé, pues esta tardaba lo suyo en acicalarse la muy coqueta (de jamón). Cuando al fin aquella hermosa e interesante conclusión llegó a la habitación de hotel, Ramón vivió todo un sueño. Un sueño que jamás había vivido. Juntos, la conlusión y RamónS tuvieron tres noches seguidas de amor húmedo y filosofía canchodaflawers. Amor para disfrutar del latido de cada momento que ofrecía la vida. Y filosofia para vivir con más consciencia dicho amor.
Ahora Ramón, a pesar del dilemia que tenia respeto a quien carajo votar las próxima putas elecciones (perdón por lo de elecciones), estaba del todo convencido que lo más interesante es llegar a atractivas e interesantes conclusiones. Auque sea de vez en cuando...muy de vez en cuando
Y a lo demás,!!!Qué le den a todo lo demás!!!
Dani T. D, 4/10/2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario