Hay días en que se confunde el destino con el porvenir. Y ojo, no es lo mismo, pues el porvenir es lo que vendrá, mientras que el destino es esa íntima fatalidad que nos encontrará a pesar de todo, y de nada,
A veces uno se levanta de la cama a pesar también de todo, dándose cuenta de que nunca se ha dado cuenta absolutamente de nada.
Vistiéndose de si mismo (con un par de talla menos) se va a trabajar a una oficina que resulta que pertenece al Servicio Secreto de su Propio Ser. Qué asco de porvenir!, piensa mientras va en el metro, observando a los demás viajantes que también son transportados a otras tantas oficinas sin sentido por la Ciudad de los Delirantes Zarpazos, pero con un par de incentivos que sirven como premio consolación. Porque cada cual se consuela como puede, o como le sale de los agravios.
A menudo el individuo de estas línias se siente atrapado por sus propias mentiras más certeras, y ya no sabe quien es ni a dónde va. Esta en constante tensión consigo mismo. Tal vez ignore (entre otras tantas cosas que no vienen al caso) que Consigo Mismo, apenas existe (como Díos). Seguramente es una trampa más, arrojada por el propio Porvenir.
Y qué....
Las horas de la oficina pasan muy lentas, las muy hijas de puta! Después de cumplir con el deber, uno da un paseo para diluir la más insolente ansiedad, respirando cierta liberación Sthendal. Como un orgasmo, o una muerte de lo más plácida y merecida, bañada de Licor de Cereza.
Aunque uno nunca pierde de vista a cierta esperanza, ni a cierta botella de Anís del Estereo, pues la compró hará justo un año, en el simulacro de una convención para superheroes chapuceros y melenudos que proponian un nuevo modelo de felicidad cósmica.
En fin, a estas alturas, una mentira más (o menos) que más da...
Las horas de la oficina pasan muy lentas, las muy hijas de puta! Después de cumplir con el deber, uno da un paseo para diluir la más insolente ansiedad, respirando cierta liberación Sthendal. Como un orgasmo, o una muerte de lo más plácida y merecida, bañada de Licor de Cereza.
Aunque uno nunca pierde de vista a cierta esperanza, ni a cierta botella de Anís del Estereo, pues la compró hará justo un año, en el simulacro de una convención para superheroes chapuceros y melenudos que proponian un nuevo modelo de felicidad cósmica.
En fin, a estas alturas, una mentira más (o menos) que más da...
Dani T. D. 9/9/2018
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