la tarde de un domingo que hace siglos agoniza,
un no te quiero que arruga el pellejo,
el destino estúpido que en cada paso me azota.
un futuro de alquitrán que engorda los bolsillos,
el sueño insolente de tu cuerpo desnudo en otro lecho,
mil aceras que me naufragan todos los sueños.
Todavía hay el miedo, la frustración, el terror,
esta absurdidad que grita en el fondo de la consciencia,
la rutina, la sutilidad del autodesprecio más imperceptible,
cuando el corazón ya no sabe a dónde huir.
Dolor, cansancio, desgaste del alma,
palabras con el significado corrido,
la confusión que siempre está ahí
tratando de disipar toda lumbre lucida
la policía del deber más inútil y ridículo.
Hay días que no son días,
las oficinas decadentes del purgatorio ,el suicidio diario que acompaña hasta el lavabo,
la más fresca y necesaria espotaneidad.
Hay vidas que fingen ser vidas,
muertes antes de la muerte.
Pero en fin,
siempre hay la posibilidad
de fugarse en poemas como este
para que la luz pueda entrar todavía
algún día de esto.....
y sin complejos de ningún tipo.
Dani T.D. 29/9/2018