viernes, 2 de marzo de 2018

¿¡QUÉ CARAJO ES EL SISTEMA!?



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                El otro día al entrar en el metro y al descender las escaleras de la boca, me di cuenta de que el Sistema es como una gigantesca boca que te englle sin piedad, acabando así con el alma de uno (suponiendo que se tenga alma, que esta es otra). Una vez ya dentro de la estación me senté en un banco. Y mientras cruzaba las piernas buscando la postura más adecuada, seguí en mi más secreta indagación. Ahora me preguntaba, ¿qué carajo es el sistema? Bueno, a parte de unos codigos, unas normas y unas bolsas del Corte Japonés, el sistema pudiera ser cualquier cosa. Aunque mis temores me ponian en lo peor. Un ruido precedió a la llegada de una oruga de metal que se detubo ante en mis narices. Me levanté y me itroduje en un vagón de aquel ser mitológico en busca de respuestas. Dentro del metro volví a experimentar la velocidad de la luz a través el vientre de la ciudad. Tal vez aquel tren subterraneo me estaba ayudando a desentrañar tal misterio. Seguramente el sistema era una serie a algoritmos que nadie sabia qué diablos significaba, como el caso de Díos, más o menos.
  Tras cinco paradas desembarqué de aquella oruga, le dije hasta luego con una caída de ojos un tanto escéptica. En la calle me volví a encontrar la ciudad como una amante que nunca te olvida, a pesar de no saber como cojones te llamas. En fin, el deber o algo, parecido me esperaba. Yo, después de viajar en el metro, me sentía diferente. No sé... como como un poco más humano. Pero  tarde o trempano  supe que aquella agradable sensación que transpiraba mi alma (repito, suponiendo que exista el alma) se acabaría por disolver, pues este puto sistema lo absorbe absolutamente todo. ¡ En fin... qué vida ésta!

Dani T. D. 2/3/2018

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