que dura una eternidad,
meciendo la espera
desde la ansiedad más asesina.
Evocando la urgencia última
en el desgaste del tedio
más biográfico
en el redimir de los estúpidos relojes
Y mientras tanto la vida alegre se desgata
entre absurdos crompomisos
e inútiles deberes
que nada aportan,
nada de nada.
Instante fugaz
transporta las esperanzas
como mercancia pesada
que al final se caduca.
Pero sale el sol
y todo se renueva,
para bien y para mal,
si como un milagro,
o como quien sabe qué.
Dani Torralba i Devesa, 29/11/2017
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