Anclado en lo efímero, me propongo saltar por enésima VEZ al vacío más evidente. Me encuentro en las orillas de un verano. Hace calor. Me destapo, y desnudo también las palabras del pensamiento y de la expresión. Los rituales de la vida cotidiana se relajan. Las horas de las tardes calurosas anhelan irse a lomos de las golondrinas. El amor repasa sus besos, como un rosario desobediente, agnóstico y divertido. Y al fin me digo, que cada nuevo día todo es posible, pues cada nuevo día empieza la vida a desparramar su luz más vital, la que sin duda va acorde con cada latido que lanza el corazón.
Dani Torralba Devesa. 3 de julio, 2016
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