Cada dos por tres
destinos irregulares
bajo las sentencias del sol;
mientras los pasos siguen hacia adelante,
simulando avanzar
por un decorado vaciado por dentro.
No hay prisa pero a veces no hay tiempo
para pararse, pues la vida aprieta
y cada vez el espacio se reduce.
Pero mientras haya curiosidad e imaginación,
nada es imposible.
Los años no dan sabiduría,
al menos que se asuma la ignorancia
acumulada en los huesos,
latido a latido...
Y al fin,
el futuro siempre queda a tras
y mañana ya será de nuevo ayer,
por enésima vez.
Dani T. D. 25/7/2023
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