Estoy leyendo el novelón póstumo de mil y pico páginas titulado 2666, título que no deja de ser enigmático, escrito por Roberto Bolaño, escritor chileno. Me lo estoy pasando en grande. Sus páginas están vivas, al menos más vivas que muchos. Sus páginas son de una belleza singular. Roberto Bolaño murió en 2003, de una enfermedad hepática. Ha dejado una obra magistral, original y brutal. El escritor chileno vivió en Cataluña en dónde se casó y tuvo dos hijos.
Estoy descubriendo un mundo nuevo. También me parece toda una lección de escritura. Uno aprende a escribir y a leer, que es lo que se trata. Es aquello que decía Borges; que otros se jacten de las páginas que han escrito, yo me jactaré de las páginas que habré leído. Más adelante, quizás vuelva a escribir en este bloc sobre este libro 2666, ya que todavía estoy en su lectura. Aunque tal vez, cuando lo acabe, lo vuelva a empezar.
A grosso modo esta novela va sobre las matanzas de mujeres que sobre la ciudad de Santa Teresa (trasunto ciudad de Juarez) en México y de un escritor enigmático llamado Benno von Archimboldi, y cuatro críticos que van, de una forma, a su encuentro. Su narrativa tiene un ritmo trepidante, pero en ningún caso pierde la verdadera esencia de la literatura. A veces, incluso, si uno pone la oreja en sus paginas, se puede oir la repiración de los personajes. No es coña, yo la aigo.
De Bolaño he leido los Detectives Salvajes, otra genialidad. Este libro trata de escritores que son detectives que a su vez investigan a escritores. Bolaño también escribió poemas. Él, desde un principio quiso ser poeta. Sus principales influencias son Nicanor Parra, Jorge Luís Borges y Julio Cortazar,entre muchos, pues Bolaño leyó mucho, era una esponja. Pura literatura con piernas, aunque, de hecho, todos no dejamos de ser pura literatura.
También recomiendo ver el documental Imprescindibles dedicado a Roberto Bolaño, el programa que emiten en la 2tve, que se puede ver por intenet. Pero sobretodo recomiendo leer a Bolaño. Sí, hay que leer a Bolaño.
!VIVA ROBERTO BOLAÑO, CARAJO!
Dani Torralba, 9/12/2016
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