Días envueltos en nieblas eléctricas,
palabras heridas en los bolsillo de la gabardinas,
horas de cemento que duran siglos,
aceras que acuchillan por la espalda
el mismo destino de siempre,
y de casi nunca.
y de casi nunca.
Cielos hipotecados
que filttran las oraciones
que filttran las oraciones
hacia la ausencia eterna de Dios
cuando los agravios de la existencia
desatinan en la voluntad más íntima
y engañosa.
y engañosa.
Mientras todas las salidas
se cierran con puertas de
ansiedad oxidada a plazos,
y una triste epidemia
paraliza el pulso de la existencia
y el tiempo se hace espeso
a través de sus horas de
angustiosa esperanza.
En esos precisos momentos
de terror de nada en especial
y muerte en vida que no muere
ni a tiros,
¡conviene reír más que nunca!
Sí, reír hasta alcanzar
el llanto de la carcajada,
reír de nada en especial,
reír con ganas, aunque
se hayan perdido todas las ganas,
reír con ganas, aunque
se hayan perdido todas las ganas,
reír rOzando con las yemas
de las garras
la locura más vital,
la locura más vital,
al fin y al cabo vamos directos
al bacio más luminoso!
Dani Torralba Devesa, 4/4/2016
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