Heridas abiertas en las aceras de las calles
de mi alma tan desorientada,
cuando nada importa ya,
cuando la vida coagula
en un fruto de tristeza que cicatriza
mal
desde las esquinas de la muerte
más fatalista y sinvergueza.
Y aquí sigo: entre ahogos llenos de deseos
mordidos por su propio espejo,
el que duplica la caricatura surgida
de la más evidente nada,
evaporando así los simulacros
de la felicidad más demoníaca
en las orillas paradísiacas, las
que besan persistentement el inicio de la patria
adulterada del cielo más desgastado.
Ahora sólo queda reír, respirar
y soñar plenamente despierto
sin necesidad de espar nada.
Sintiendo cada latido que tiembla
desde el bacio: el que marca
el corazón tan mortal, como endeble
en su fingir más egolatra,
el que me desliza por una trajectoria
destinataria a las desordones
de un azar cosmico, divino y descreído
hacia sus propios impulsos tan desorientados
como acertados.
Dani Torralba i Devesa 11/ 04/2016
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