viernes, 10 de octubre de 2014

UNA MANERA DE ESTAR EN EL MUNDO

Entre la libertad o la misantropia, le salvaba la escritura.
Juntando palabras hallaba un placer indiscriptible. Inventaba mundos, que a menudo le parecería mucho más reales que la realidad que le envolvía, como una absurda niebla. Vacíandole la memoria de los ojos, los sueños de los oídos. La locura espontanea y fresca que respira en cada acto de vivir.

Era feliz labrando cuentos. Historias que contaban los secreto de los desconocidos ciudadanos. Poemas que navegan por el aire, entre las nubes negras del tedio en la ciudad de los muertos que no paran de hablar porque se creen vivos.

¿O tal vez escribía porque en verdad estaba muerto? Porque ¿qué diferencia hay entre la muerte y la vida? Vale sí, ya lo sé...es una pregunta absurda.

¿Pero como sabemos si estamos vivos realmente?

 Claro que por otra parte cuanto más escribía más se aislaba de los seres queridos, família, amigos, amantes, íntimos enemigos. Era esta duda tonta que a menudo le paralizaba los pies, el alma y las gana de tener ganas. ¿Quizás lo que buscaba era aislarse del mundo mundano?
¿Qué hacer?
Bueno, se trata de hacer lo que uno quiera (o de lo que uno pueda) en verdad todos las opciones son válidas. Todo lleva un riesgo, o no.
 En verdad todo es un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño.. Y así hasta el infinito.
Lo más seguro es que escribía porque no lo podía remediar ni controlar, como si hubiese comido algún extraño alimento. Es como decía la gran Ana Maria Matute: Escribir es una manera de estar en el mundo.


Dani Torralba, 10/10/2014


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