No siempre soy otros. A veces me atrevo a inventarme (con una copa de más) y soy yo mismo. Y voy a donde me llamen. Y si no me llame (como me ocurre con frecuencia) voy también. Aunque, claro, por otra parte...Quedarse en un sitio determinado, en casa por ejemplo, esta muy bien. Sólo, o con leche... En compañía de alguna lectura interesante (aunque no sea pornografica, ni católica).
Pasado el tiempo, uno reconoce y se mueve sólo por placer. Placer en todo su sentido, no sólo en practicar eso que piensas lector, o lectora. Mejor lectora, me interesan más. Pues en el fondo uno ha llegado a la conclusión que el resultado de vivir es procurarse cierto bienestar vital (nada que ver con la sociedad del bienestar que pasa por las instalaciones de Ikea o el banco ese que publicita Matias Prats, el hijo) . Soy alegre porque la vida es así de alegre, aunque tele cinco se empeñe de lo contrario. Y de paso, empeñe los cristales, de ahí la célebre frase de aquel pensador, según el cristal con que se mira.
Pues uno escribe porque se lo pasa bien. Puede inventarse otras vidas, evocar otras realidades, incluso provocar al propio destino. Que a menudo es un cretino que sólo come pepino, y encimo congelado. Y de paso, a penas lee y no se ríe nada. Pero bueno, eso es otro cuento, se me va la cabeza. El caso es que yo quería contar que uno a de ser lo que quiera ser. Ser es fascinante. Hasta una piedra es. Y quizás llegar a ser piedra es el summum de toda existencia, y de toda eventualidad existencial y, ya de paso, feliz.
Y al fin y al cabo descubrir que todo es nada, y nada es la máxima expresión de la totalidad en todas las cosas. Grandes, medianas y pequeñas.
Hasta pronto pequeños, ser alegre y frescos como el agua. Ya lo cantaba Camaron.
Dani Torralba. Agosto, 2014
Pues uno escribe porque se lo pasa bien. Puede inventarse otras vidas, evocar otras realidades, incluso provocar al propio destino. Que a menudo es un cretino que sólo come pepino, y encimo congelado. Y de paso, a penas lee y no se ríe nada. Pero bueno, eso es otro cuento, se me va la cabeza. El caso es que yo quería contar que uno a de ser lo que quiera ser. Ser es fascinante. Hasta una piedra es. Y quizás llegar a ser piedra es el summum de toda existencia, y de toda eventualidad existencial y, ya de paso, feliz.
Y al fin y al cabo descubrir que todo es nada, y nada es la máxima expresión de la totalidad en todas las cosas. Grandes, medianas y pequeñas.
Hasta pronto pequeños, ser alegre y frescos como el agua. Ya lo cantaba Camaron.
Dani Torralba. Agosto, 2014