son horas acumuladas;
absurdas esperas,
insólitos sueños
realizados más bien
del revés de lo que,
en principio,
se deseó.
Acaso un trapecio
que sirve de escenario
sobre el cual desfilamos
náufragos enloquecidos,
sonámbulos y
mortales aficionados
que corren tras un
destello herido
de luz.
Y mientras,
pasan los minutos
que se deshacen al tacto
de los dedos dorados
del sol y del viento.
El viento de la memoria
que tarde y temprano
se fundirá en
el océano del más
sereno
olvido.
Dani T. D, 06/8/2025
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