A medida que me voy haciendo mayor, la vida me resulta más
inverosímil. Sé que la vida, en cierta medida, va en serio, como decía Jaime Gil de Biednma, y que como todo el mundo, al fin moriré algún día (supongo). Precisamente eso, refuerza esta sinrazón más vital.
inverosímil. Sé que la vida, en cierta medida, va en serio, como decía Jaime Gil de Biednma, y que como todo el mundo, al fin moriré algún día (supongo). Precisamente eso, refuerza esta sinrazón más vital.
Por otro lado, el tiempo cada vez me pasa más deprisa. Los días son destellos de luz que se estrellan en oceanos de oscuridad profundamente ingrávida. Hasta que uno reconoce que únicamente es, el tiempo que le queda.
A estas alturas ignoro si la vida tiene algún sentido, sospecho que muy poco o nada. Somos nosotros, tozudos que, a través del lenguaje damos y quitamos sentido a cada acto vital según nos convenga para así hacernos ver que controlamos las circunstancia. Pero en el fondo no controlamos absolutamente nada.
Ignoro también lo que es más importante. Supongo que todo depende del día (o del Caprabo). Por ejemplo, ahora lo que más me importa del mundo, es el bocadillo de lomo que me voy a comer con una fresca cerveza, claro.
Después el deseo del azar más idiota, ya dirá...
Hasta otra pequeños, cultivar la risa. Que la felicidad es demasiado caprichosa y suele ser bastante falsa.
Dani T. D. 6/2/2021.
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