Para burlar la más rutinaria costumbre
apliqué el principio de incertudumbre,
si con un par de particulas
para a ver si podía observar la simultaneación
de sus trayectòrias en la más suculenta convinación.
Porque particularmente uno,
en última instancia, no es más
que un conjunto determinado
por neutrones y electrones que
se acomodan siempre y cuando
haya una especial motivación
en leer algun libro de Paul Auster,
por ejemplo. O se se sienta sin más
a gozar de nada en especial,
simpre que una copa a mano se tenga.
Pues quizás, o lo más seguro, es
que la vida sea esa trayectoria que
precede de un movimiento azaroso
saciado de un contenido absulutamente
ameno que no importa demasiado.
Ala, me voy porque he quedado....
Dani Torralba Devesa, 30/5/2017