LA BELLEZA MÁS SUBLIME

 A veces paso largas temporadas en las playas de mi corazón inquitamente derrotado, y desde ahí contemplo el incendio de la más ilusoria realidad. Asisto, por enésima vez, a la notable confusión del mundo más inmediato. Incluso participo a diario en su transcurrir más  anecdótico. Asumo mi condición de mortal porqué sé que desde que nací no hago atra cosa que morirme. Pero me muero de risa.

   Asisto, hambriento de luz y por enésima vez, a un espectáculo grotesco y vital. Y me convierto, una vez más, en mi propia máscara. Colecciono esperanzas (aunque sean alquiladas). Claro, que ultimamente estoy comprobando que sólo existe el ahora mismo, y que todo transcurir temporal es sólo la consecuencia de toda degración ilusoria.

  

 Y así cada mañana vuelvo a empezar nada en particular, y al mismo tiempo el enésima naufragio hacia la belleza más sublime.

 Dani Torralba y Devesa, 6/10/2016