Como venciendo el miedo al vacío por enésima vez, cada día se repite el mismo argumento. El naufragio anclado en la espera, esa espera que degenera en hermosas y necesarias, que no eficaces y rentables, esperanzas. Y en eso, el camino por el sendero de la perplejidad, sigue pegado a las suelas de los zapatos de uno.
Mientras el tiempo pasa, como un ligero artifice del viento más fresco. Pero siempre es ahora. Y ahora siempre es la revolución continua desde los átomos del propio ser. Mientras se avanza también hacia dentro de uno, siguiendo el compás del eco en cada presagio, des de cada nuevo momento en la invocación misma que se hace cada cúal según el diámetro que marca su propio respirar, y así provocar cada latido que expresa el corazón más mortal, hasta llegar al final. El final que siempre descansa en otro y renovado principio en el que se vuelve a plantear la aventura de desenmascarar las mentiras del destíno más mortal, y en su defecto, la inapropiada vulneración d'existir.
Pues en cierta media uno está vivo a medida que se sueña vivo, CONSCIENTEMENTE, y sin complejos de ningún tipo!claro!
Dani Torralba 5/2/2016
Pues en cierta media uno está vivo a medida que se sueña vivo, CONSCIENTEMENTE, y sin complejos de ningún tipo!claro!
Dani Torralba 5/2/2016
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