Caminando en esta nada
por enésima vez,
me invento otro sueño
para vivir en él.
Y el sueño, a su vez,
me inventa
y respiro vida
a través de mis huesos.
Caminado con un coral
de sangre en el pecho,
canto para deshacer
el tedio más convencional
y domesticado.
Al fin y al cabo
me estoy muriendo
desde el día
que nací.
Al fin y al cabo
no tengo nada que perder.
Más de la nada vengo,
y hacia la nada voy,
y mientras, de la nada
más cotidiana
más cotidiana
me invento todos
los días de mi vida.
Dani Torralba, 29/4/2015
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