sábado, 6 de diciembre de 2014

PARADOJAS COTIDIANAS

Tiempos difíciles como todos. Pero en fin, me levanto una vez más para trabajar. Necesito ganar dinero, exactamente no sé para qué...Bueno si, necesito alimentarme, tener un techo para cuando llueve, comprar el periódico de los lunes, los jueves y los sábado...que más que más, a sí dinero para el alquiler, para las cervezas de los viernes, para la maría de los martes que voy al psquiatra pues tengo vertigo cuando oigo a David Bisbal cantado, para los garbanzos con sardinas de los domingos y para Toñi que viene a leerme, principalmente a Proust y a Corin Tellado (no necesariamente por ese orden) cada quince  y, siempre acabamos en la cama, pues a los dos nos gusta mucho gusta dormir. Qué triste descubrir que uno trabaja sólo por dinero.
Y esa es otra.
El dinero, sí el dinero...que cosa es el dinero... Últimamente parece que todo sea dinero. Incluso los pobres tienen que tener algo de dinero. No sé exactamente qué quiero con eso, pero a que suena bién.  Parece algo así como una parábola, o paradoja, como le solía suceder  Jesulín, el de Belen, si, en sus horas bajas. En cambio los ricos van por la calle (cuando van, porque esa es otra) sin un cochino céntimo en los bolsillos. Su dinero esta guardado en la Estepa Rusa, aunque no todos son hijos de Putink. También hay ricos que son ricos sin querer. Esa gente, que son unas doscientas peronas en todo el mundo, suelen padecer grandes depresiones y están enganchados al jabón de lavadora. ¡Pobres diablos!
 ¡¡En fin qué vida esta!!!

Dani Torralba, 6/12/2014

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