Me marché para volver nunca,
recordé con dos litros de olvido
en mi hígado,
renuncié a mis pasos
triunfé fracasando de nuevo.
Descumplí un año más
en las desventuras de mi eterna juventud,
ligué con la fotocopía estrangulada
de tu belleza impoluta.
Aprendí a mentir con la verdad
más asesina
para no volver a la escena del crimen
de todo frustrado deseo.
Lloré litros de desamor sangrado
y nacieron nuevos pétalos de miel
que se abrieron de nuevo para mi,
perfumando así el camino
hacia el final, y el principio
de otros días.
Dani Torralba, 7/12/2014
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