De vez en cuando la señorita Melancolía
me da de beber de sus pechos dulces y amargos,
me da de comer lamentaciones alquiladas
que tanto me recuerdan al tipo que vive
de okupa en mi tan aficionado corazón.
De vez en cuando salgo a pasear
por los callejones sin salida del
barrio de mi interior más terrorífico,
cuando a fuera he aparcado mi imagen
en zona azul. ¡Ya ves las monedas
que malgastaré por enésima vez!
De vez en cuando todo razonamiento
estrangula todo sentido común,
y cuando se hace de noche
recorro los parques desérticos
de la ciudad en busca de algún Díos
que me pueda al menos contarme
algún chiste sustancialmente gracioso,
que me saque de mi escondite,
que me devuelva la ternura de la sonrisa,
que me dé de beber vino del bueno,
que me diga que la vida vale la pena
a pesar de sus pesares y casi todo lo demás!
Dani Torralba, 16/11/2014.